Apunte Nº 13: Si Carlomagno es un
personaje tan destacado no es por fundar el reino franco, eso ocurrió siglos
antes; no por frenar el avance árabe lo cual hizo su abuelo; ni por ser el
primero de su dinastía, merito que es de su padre; tampoco por ostentar, por
primer vez después de mucho tiempo en occidente, el título de Emperador porque
si es por ponerse nombres rimbombantes cualquier reyezuelo lo pudo haber hecho.
El verdadero mérito de este hombre está en lograr anular a los poderes locales
centralizando la autoridad en su persona, lo cual le permitió, por un lado la
expansión y consolidación de este vasto Imperio, y por el otro, encauzar las fuerzas intelectuales para una
amplia creación cultural.
Apunte
Nº 14: Quizás los que recuerden el plebiscito de 1980
perciben un amplio respaldo de la ciudadanía a la aprobación de esta Constitución.
No pareció haber oposición, nadie vio ningún comercial en televisión ni
manifestación callejera en este sentido. Quizás alguien escuchó algún comercial
radial o, si paso un día por fuera del Teatro Caupolicán, sintió que en una
oportunidad un grupo en su interior se manifestaba en contra. Y ni hablar del
día mismo del plebiscito donde no hubo apoderados de oposición que controlaran
el conteo que, a puertas cerradas, hicieron los vocales designados por el
Ministerio del Interior. Y si queda algún rastro de duda del respaldo ciudadano
podemos comparar los datos de la votación con los del censo de 1982 donde se
muestra una participación de votantes nunca antes vista que en algunas
provincias superó el 100% de las personas que en ese momento tenían derecho a
voto. El nuevo orden que se le quería imponer al país hizo levantarse a los muertos de
sus tumbas para acudir a votar aquella mañana de septiembre.
Apunte Nº 15: Uno
de los factores que jugo a favor de los españoles en América fue una tremenda
suerte. Patrocinaron una expedición que con datos equivocados pretendía llegar
al Asia en poco tiempo y se encontraron con un tremendo continente. Allí unos
indios cuyas creencias hicieron que los vieran como dioses y que no contaban
con las condiciones inmunológicas para resistir las enfermedades hispanas. Se
encontraron con dos imperios, uno que se había ganado el odio de sus vecinos
por su captura de prisioneros para los sacrificios humanos, quienes se unieron
gustosos a los españoles al ver que iban contra sus opresores; el otro, firme y
bien consolidado, estaba justo en ese momento en una guerra civil de la cual un
puñado de hispanos supo sacar provecho para apoderarse de un vasto territorio
al descabezar a la cúpula.
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